No sufras. Andrés Ortiz Tafur

La gente que te deja de querer
siempre te ha querido mal,
a su modo,
mediante un tubo
que absorbe en una sola dirección.
Hasta que, en un momento dado,
estiman que la densidad de flujo es inferior a la deseada,
se emberrinchan por ello
y derraman el vaso.
Entonces te mojas.
Sí, al pronto llueve y sale el sol.
Y te sientes más ligera:
el frescor de una mañana
con todo un día por delante
para seguir queriendo.