La madera, como tela musculada, a las órdenes de los sastres carpinteros: olmo para el codaste y la roda; acacia para los barraganetes; teca y pino para las tapas; para cualquier miembro, eucalipto.
El latido del bosque, ignorante del mar.
Y las raíces lejos, anclas cautivas en tierra, maldiciendo a la rosa de los vientos