El palo de los paraguas sopla sus globos de seda para que el cielo los insulte. Pero los paraguas son cínicos y se alejan bajo la lluvia en una panorámica desbandada de cupulitas negras. Y cuando los días claros vengan dándole vuelcos a los cielos infantiles los paraguas se quedarán en y mirarán por la ventana pasar las nubes y acaso se pregunten quién los ha desterrado de su patria azul.