Cuando yo me vaya me llevaré el rumor de los sapos el verso de la lluvia en los inviernos largos, el canto de los grillos y la voz de los niños caminarán conmigo sonándome en el pecho, no importa adonde vaya; en mesas, solitario debajo de las lámparas, en los trenes que cruzan quejándose en la noche o, en el exilio cerca de una ventana, me sonará la música de las voces amigas que arrullaron mi infancia, mi mocedad, mi vida. No importa adonde vaya, ni las puertas que cruce, y si mi viaje es corto o es eterno, aún en otros mundos recordaré las voces, las voces amigas