Las herencias. Piedad Bonnet

Hijo mío, me duelen las herencias

Esta culpa, zarza que arde y me quema,
y que no me concede saber cual fue el pecado

En tu inocencia se mira mi inocencia
como en un ojo de agua que me cuenta una historia
que ya ha sido olvidada

y otros hablan entre tus voces turbias
y otros sufren de nuevo entre tus sueños
y en tu silencio sufren
otra vez más aquellos que están muertos

y tu herida
es una pena antigua que por mi sangre pasa
y estalla en las entrañas en que nadaste un día