La casa. Luis Escavy

Sus ventanas son ojos que me observan
desde una vida antigua que fue mía.
Las columnas no pueden sostenerla
y, aunque sus piedras quieren separarse
para ir hacia otro mundo,
mi identidad herida las detiene.
Por fuera, sin embargo, nadie diría
que es una casa antigua y que está sola:
podría ser la casa de cualquiera,
pero solo es el alma donde vivo