El declinar de las acacias.Angelica Tanarro

Asomarse al declinar de las acacias
es su forma de durar.

La mano que sostiene el visillo
levantó varias vidas
aunque apenas recuerde
la risa en el teclado
ni el ángel rubio que pasaba las hojas.

Sonríe
y la música ilumina la calle
donde vivos y muertos la saludan.

No está sola.
Las agujas de piedra
defienden su caudal
y los múltiples paisajes
que se adivinan en sus ojos.