A mi amante que regresa con su esposa.Anne Sexton
«Enfrentémoslo, he sido momentánea.
Un lujo. Una lancha rojo encendido en la bahía.
Mi pelo elevándose como humo por la ventanilla del coche.
Almeja fuera de temporada.
Ella es más que eso. Es tu tener que tener,
ha cultivado tu crecimiento práctico y tropical.
No es un experimento. Es toda armonía.
Cuida de los remos y de las horquillas de los remos del bote,
puso flores silvestres sobre la ventana, en el desayuno,
se sienta tras su rueda de alfarera a mediodía,
ha sacado adelante tres niños bajo la luna,
tres querubines pintados por Miguel Ángel,
y lo ha hecho con las piernas bien abiertas
en los terribles meses de capilla.
Si volteas hacia arriba, allí reposan tus hijos
como delicados globos contra el techo.
[…]
Es tan singular y tan desnuda.
Es la suma de ti y de tus sueños.
Súbela como a un monumento, paso a paso.
Es sólida.
Yo, en cambio, soy una acuarela.
Me deslavo».